martes, 22 de enero de 2013
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"desnutrido es menos molesto, sucio es más desagradable y más fácil de aislar, muerto es más económico". / Por Bárbara Barrientos Marquez


(foto Marcelo Martínez)




(foto Marcelo Martínez)
Una vez más, cuando las frases bonitas no alcanzan, la represión viene al acecho.  Porque la gente se cansa, el pueblo se cansa, entonces es preciso silenciar las voces de los que piden ser reconocidos como humanos.

Familiares de tres detenidas acusadas de participar de los saqueos en Bariloche, estaban cortando el paso en la Ruta 40 Sur, en reclamo de la excarcelación de las mujeres. Alrededor de las 17:00 horas del día lunes 21 de enero, el Escuadrón 34 de Gendarmería Nacional protagonizó un violento desalojo.
Los manifestantes habían flexibilizado la medida, a pedido de Gendarmería Nacional. Cada media hora se permitía el paso de los vehículos en el corte, a unos 200 metros de la rotonda de la ruta de Circunvalación.

Existió un diálogo inicial entre Gendarmería y los movilizados, pero luego esa fuerza nacional, obligó con violencia a desalojar la zona, por orden del juez Moldes. Hubo ocho detenidos, entre ellos dos menores, los efectivos actuaron con violencia con mujeres y niños. A algunos de los manifestantes los tomaron de los pelos y al resistirse, los arrastraron por el suelo.

Esta triste realidad nos golpea, diciéndonos “el león es un sanguinario en toda generación” (1). Un sistema, como el imperante, donde se entiende por justicia la represión, la violencia contra los humildes y se le denomina igualdad a la posibilidad de unos pocos de acceder a salud, educación y alimento, mientras otros son explotados, olvidados, y sus derechos pisoteados,  JAMÁS estará del lado de los oprimidos.
Brindar promesas esperanzadoras, satisfacer las demandas inmediatas de algunos sectores,  son solo acciones que los opresores llevan a cabo para calmar sus conciencias, calmar el hambre de igualdad del pueblo y continuar gobernando, “partiendo de los intereses egoístas de los opresores, egoísmo camuflado de falsa generosidad, hace de los oprimidos objeto de su humanitarismo, mantiene y encarna la propia opresión” (2) . Pero los oprimidos no son ingenuos, su despertar y accionar es inminente, y cuando los gritos de “¡basta!” llegan a los oídos de los opresores intelectuales -esos que no se ensucian las manos, esos que desde sus imponentes mansiones disponen de la vida de muchos como mano de obra barata- los mismos liberan a sus perros de caza, a su fuerza de choque adiestrada para acallar su propia conciencia y avanzar a favor de quienes a ellos mismos oprimen sin piedad, y en contra de su propia gente. La mayor parte de las fuerzas armadas de nuestro país están formadas por gente humilde, personas que en su momento, por la falta de acceso a educación decidieron ingresar a esos campos de alienación de las mentes, aunque también están aquellos que por suponerse superiores eligen como primera opción capacitarse en el uso de la fuerza y despojar, echar a un lado su pensamiento y razón. “pero ¿qué son? ¿Son hombres quizás? O pequeños fuertes y polvorines al servicio de algún negligente que detenta el poder?” (3)
Nos tienen pobres contra pobres, y lo peor es no ser consciente de esto. Porque los “milicos” no se dan cuenta que si al menos un segundo prestasen atención a lo que su propia herencia les grita en el oído, no golpearían a una mujer desprotegida. Porque aquellos a quienes les es fácil decir “a esos chorros hay que matarlos” refrenasen su lengua un breve instante, sabrían que hablan de jóvenes, mujeres y hombres que luchan por el pan diario, que buscan un futuro mejor no solo para sí mismos sino también para otros. Cuan distinto seria si no confundiésemos al enemigo…
No se justifica el robo, pero tampoco se justifica el hambre, el abandono, si cada uno de aquellos que se pronuncia con tanta violencia en contra de la delincuencia, con esa misma fuerza luchara por mejorar las condiciones de los más desfavorecidos, y no tan solo se preocupase por lo que suceda en su metro cuadrado, la cosa seria diferente.
No hay derecho de hablar de las realidades que uno desconoce, no hay que olvidarse JAMÁS de donde hemos salido, no hay que SENTIRSE JAMÁS, INVULNERABLE NI AUTOSUFICIENTE. Porque en esta sociedad desigual hemos quedado todos relegados a sobrevivir, algunos han tenido la posibilidad de acceder a mejores condiciones que otros, pero no creamos la mentira de que es mérito propio, hay gente que se esfuerza, por supuesto, pero el que no ha conseguido lo mismo que usted no es por falta de aspiraciones, por falta de sueños y esfuerzo sino porque el papel que le ha otorgado esta maldita sociedad estratificada es el de improductivo, innecesario, y a este no es preciso tenerlo vivo, desnutrido es menos molesto, sucio es más desagradable y más fácil de aislar, muerto es más económico.
Quizás también alguno de los lectores es de esos que agradece a Dios por lo que le ha dado, pero luego refriega en la cara de otros que su sacrificio lo ha llevado a donde está, déjeme recordarle lo que usted mismo promueve, si le agradece a Dios es él quien todo se lo ha brindado, y no es él quien deja a otros sin pan, sino el que busca saciar su gordura, su hambre de poder. Lo invito a ver como es ese diosito, que usted nombra sin cuidado, ese Jesús, ¿sabía que era un pobre que andaba con ladrones, prostitutas y gente “desagradable” a sus ojos, “malandras”? ¿sabía que probablemente usted lo vuelve a crucificar con cada palabra pre-juiciosa e hiriente a su hermano? ¿le han enseñado a amar a su prójimo?
Ya es suficiente, debemos parar con la opresión, porque no tenemos que acostumbrarnos a vivir sin saber que sucederá con nuestra suerte al próximo minuto, porque no debe estar nuestra vida en manos de unos pocos que llenan sus bolsillos y se ríen mientras nos herimos entre pares. Porque somos lo mismo desde lo más pequeño que nos compone, y somos la diferencia si luchamos contra quienes nos maltratan, entendiéndose este abuso desde todas las perspectivas, maltrata quien no te permite avanzar por tus sueños, quien te impide ser, maltrata aquel que roba con guante blanco, quien nos ha sometido a la miseria de sobrevivir a costa de la explotación y tristeza de otros hombres.

Nota:
(1) Verso de “La Carta” canción de Violeta Parra
(2) Cita de Paulo Freire. Pedagogía del oprimido
(3) Cita de Henry D. Thoreau. Desobediencia civil

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