¡Dice Moldes que agarremos a la mayor cantidad de gente posible!

(foto Marcelo Martínez) 

Juan está nervioso, mueve mucho las piernas, se ríe nervioso también, evidentes nervios de temor difícilmente reconocible en un pibe del alto, el temor no se reconoce en los pibes del alto, es un acto de debilidad que no se pueden permitir. Evidentemente Juan no se llama Juan, es menor, es un pibe del alto y acaba de ser liberado por la Gendarmería después de los violentos arrestos en la ruta 40, por todo esto su identidad para esta entrevista es Juan, para cuidarlo.

Juan tiene un cargo de conciencia que lo pone más nervioso, su madre sigue presa y se la llevaron, el piensa, por su culpa, porque intentó impedir que se lo llevaran a él, y entonces se los llevaron a los dos, a él lo largaron a medianoche, pero ella sigue presa, probablemente Moldes la largue mañana, sería lo más lógico, aunque con Moldes nunca se sabe me aclara Juan, si hubiera estado Lozada esto no pasaba, con Lozada no hay mujeres y pibes golpeados y arrestados, la policía y la gendarmería con Lozada no se zafan, pero con Moldes sí, es un juez que siempre está dispuesto a darle duro a los pobres, con los ricos raramente hay condena, pero con los pobres Moldes da sin asco, por eso le gusta tanto Moldes y tan poco Lozada a una parte importante de Bariloche, y justo estaba de guardia, ¡puta suerte!, o no, y fue pensado así por alguien, la pregunta del millón es ¿por quién? ¿Quién promueve esta ofensiva que arrancó encarcelando a 5 de 500 saqueadores (los más pobres) y dejando libres a los organizadores políticos y a los que cargaban autos y camionetas. A los 5 el gobernador los condenó extrañamente antes que actuara la justicia, rarezas de esta provincia, antes de la investigación, antes de las indagatorias, antes de las pruebas, y con cientos de fotos y videos mostrando a cientos de personas participando de los saqueos, muchos en autos y camionetas, el gobernador dijo que estos debían ir presos y que si no pasaba era por la justicia tibia que tenemos, nos se lo escuchó al gobernador acusar de tibia a la justicia por otros casos mucho más graves y mucho más impunes que asolan a nuestra provincia, pero acá la tenía clara, los mandó presos antes que nada, parece que él también estaba nervioso.

El Mohicano cayó entonces preso, ahí estuvo Calcagno para dictar en tiempo record la prisión efectiva, en la cárcel de otra ciudad, todo rapidísimo en una justicia que tarda años en reaccionar, lo que pasa es que al Mohicano se la tenían jurada, ¿qué es eso de andar apretando funcionarios para que pongan plata para las cooperativas?, ya ni andar tranquilo por el Centro Cívico se podía que te aparecían estos indios de atrás de la estatua de Roca, esa que encima quisieron tirar abajo, y te apretaban ¿por laburo? ¿Qué se piensan? Y encima con señales de anarquismo, esa ideología que aterra a los que maman del sistema duro y parejo ¿anarquismo? ¡Qué antigüedad!

En otra época y en otra geografía seguramente Juan hubiera sido un dirigente juvenil reconocido, acá y ahora, en las postrimerías del neoliberalismo argentino, es un pibe del alto perseguido por la policía, Juan la tiene bastante clara, puede opinar de política, de economía, de los dirigentes de Bariloche, de los funcionarios provinciales, prácticamente de cualquier tema, capacidad difícil del encontrar, no imposible pero difícil, en los pibes que a la misma hora que él participaba de un piquete en la Ruta 40, tomaban sol en la playa del lago, Juan eligió no ir al lago y ayudar a cortar la ruta para pedir por los 5 presos de los saqueos, el gendarme le preguntó si no le daba vergüenza, si no era mejor que se fuera al lago a ver a las chicas, y Juan le contestó que no, que él creía que debía estar en la ruta, “¿y no te parece que si robaron tienen que ir presos?” Lo apuró el gendarme, “yo creo que son presos políticos ya que que primero debería haber un juicio, y si se llegara a comprobar que robaron debería aplicarse la ley, pero siempre teniendo en cuenta que acá en el alto hay hambre, y mucha gente no tiene laburo, y es por culpa de los que se roban la plata que debería llegar en obra pública, en escuelas, en gimnasios, en salitas de salud, ¡en laburo!, a esos ladrones de saco y corbata que saquean de a millones, ¿Por qué ustedes no los llevan presos a ellos?” dijo Juan, y contrariado el gendarme contestó “no! no podemos!, a esos los eligió el pueblo, son chorros, pero son chorros electos”, Juan lo miró, sonrió triste y le dijo, “aaa entonces así estamos, y seguiremos así”, el gendarme ya cansado de perder la discusión con un pendejo lo despachó a la calle pero sin la madre.

No fue tan cordial como el anterior el trato de los gendarmes durante esa tarde, tanto así que cuando llegó la policía de Río Negro, los pibes lo vivieron con alivio, ironías de la vida del alto.

Unas horas antes, mientras charlaban hasta amigablemente con otro gendarme después de flexibilizar el corte por pedido del juez y dejar pasar los autos cada media hora, y mientras llegaban al acuerdo de desalojar la ruta cuando se terminaran de quemar las gomas que estaban prendidas; sonó un celular, atendió el gendarme al mando, y contestó después de escuchar lo que venía del otro lado de la línea: “si señor juez, como usted ordene”, mientras cortaba manoteó bruscamente del brazo al pibe con el que charlaba y gritó fuertemente a su compañeros “¡Dice Moldes que agarremos a la mayor cantidad de gente posible!” . Ahí empezó la desbandada, las corridas, los empujones, inclusive aseguran que sonaron algunos tiros oficiales que algunos pibes contestaron con piedras. Juan intentó escapar pero lo agarraron, entonces se metió su madre y les dijo que era menor, que lo soltaran, se los llevaron a los dos. ¡Igualito a los piquetes del campo!

Una vez en el Escuadrón 34, separaron a los menores, los llevaron a un consultorio médico y los tuvieron una hora parados mirando la pared, cuando se movían recibían una patada de atrás “¿te dije que te podías mover pendejo?” Preguntaba la voz sin rostro, cuando ya no aguantaba más Juan se animó a explicar, “¡no puedo más, se me acalambran las piernas!”, “bueno pibe sentate ahí” le contestaron empujándole una silla de ruedas, a penas se sentó recibió un fuerte golpe en la cabeza al grito de “Qué pensás que vamos a dejar que no veas las caras pendejo, mirá el piso carajo!” y así cambió Juan los calambres en las piernas por los del cuello, otra hora, otro golpe cada tanto para que quede bien claro quién mandaba, empezaron las preguntas, Juan respondía, otro golpe en la cabeza, “mirame a los ojos cuando te hablo”, otro golpe, “¿qué levantás la cabeza, sos tontito pibe?”, “y si mucho no le da no ves que anda en silla de ruedas” contestó otro sin rostro, llegó la policía, lo vivieron como un alivio como decíamos más arriba, los revisaron, ¿te maltrataron pibe?, “no!, va si!, lo normal” contestó Juan, “bueno andate a tu casa ahora, tu vieja se queda acá, y cuidate que te estamos vigilando”, mientras empezaba otra discusión para que le devolvieran la gorra, el buzo y un paquete de cigarrillos que nunca apareció.

Corte de ruta nacional / Resistencia a la autoridad / Agresión a oficiales / Destrozo de móviles, son las causas que Moldes inició contra los presos de la ruta 40, 5 combis llenas de gendarmes, 3 patrullas, 2 camiones y 1 camioneta de la federal había para controlar a 12 mayores y 15 menores, más de 2 gendarmes por persona, es difícil de creer que puedan haber sido agredidos los gendarmes o rotos sus móviles en tan desparejo enfrentamiento, en las fotos y los videos que circulan solo pueden verse a varios gendarmes arrastrando personas a los móviles lo más peligroso que se ve es un pibe con un palo. Al parecer Moldes está decidido a iniciar causas para mantener encarceladas a la mayor cantidad de personas posibles como gritó el gendarme, piensa Juan, esto sumado a los presos de los saqueos, muestra un claro cuadro de situación, el gobierno quiere desactivar la “bomba Bariloche” con criminalización de la protesta. No hay respuesta a las necesidades de la gente en una de las ciudades más desiguales de Argentina, no hay fondos, los anuncios son cáscara vacías, y a los que se quejan palo y adentro.